¿Y entonces como hacemos?
Si lo que uno creía era un gesto
romántico en realidad roza lo patético...
¿Cómo es que salimos de semejante
situación?
Simplemente nos damos vuelta,
miramos otros horizontes,
apuntamos a otras soluciones,
otras situaciones.
¿Cómo darse cuenta que la causa está
perdida?
Como convencerse de que ya la vuelta
atrás no es posible
y que todo eso que anhelamos ya no
existe.
¿Cómo nos reponemos, pues, cuando
entendemos que dimos lo mejor de nosotros y aún así la dicha sigue su curso,
inalterable; insensible a la añoranza de
quien escribe?
¡Cuánta tristeza se genera! El ver que
esa obra que se gestó durante tanto tiempo, resbaló como ninguna, y se
convirtió solo en otra línea más de eso que ya podemos llamar, sin pudor,
anécdota.
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