¿Cómo hacer para poner en palabras semejante cantidad de frustración? ¿Acaso puede la frustración medirse en cantidades? ¿De qué manera? ¿Cómo cuantificar esa sensación que genera dolor en el pecho, que simplemente te llama a apretar los dientes; a contraer la garganta, y el estomago, y los puños?
En una época me gustaba decir que en las relaciones juega una especie de principio de escalera. A medida que uno va avanzando en la relación va subiendo escalones, de modo que mientras más alto sube; más daño se hace si se cae… Claro que el principio de escalera no significa que constantemente uno esté aumentando su potencial daño: en las escaleras hay descansos… y finalmente, casi siempre, una puerta, que cuando uno la traspasa está seguro. El problema es que cuando uno empieza una relación, es difícil identificar bien donde demonios está la puerta, es fácil creer que ya se traspasó, a pesar de que no lo haya hecho. Claro que para desarrollar semejante teoría, tuve que subir varias escaleras, traspasar varias puertas, y caerme muchas veces.
También es difícil definir, después de que uno ha caído, si ya tocó fondo, para no volver; o si existe la posibilidad de ponerse de pie, inflar el pecho a pesar de la humillación (pues bien sabemos que todas las caídas son humillantes), y empezar de nuevo, por el primer escalón, por más complicado que sea. Por más doloroso que resulte.
Sinceramente creo que no se puede definir; sinceramente, creo que lo único que uno puede definir luego de una caída, es si está dispuesto a arriesgarse nuevamente a golpearse, en pos de eso que desea… o si simplemente prefiere refugiarse, donde considere más conveniente, para ya no lastimar sin sentido.
Es complicado, es doloroso. Pero mierda si vale la pena jugarse, y mierda si vale la pena subir, escalón tras escalón, esa maldita escalera; que no tiene barandas, pero tiene algo mejor: la maldita excitación de saber si vas a llegar arriba, allá, a la puerta. Vaya si vale la pena.
Y ahí volvemos al principio, pues a mayor expectación, mayor frustración… y es, Querido Lector, justamente esta última la que nos lleva a desarrollar teorías como la de la escalera, y a escribir delirios como el que acaba de leer.
Alta teoría mi viejo..
ResponderEliminarMe gusto el escrito JJ. un abrazo grande che
Lucho Pichon juaz